Cómo conocí a mi gringuito lindo - Segunda Parte
Author: Barbara / Labels: mi gringo¡Qué ocurrencia!
Author: Barbara / Labels: ocurrenciaResulta que en el mes de junio mi gringuito decidió regalarme por nuestro aniversario un auto nuevo.
El anterior auto, una mini van Caravan celeste platinada, la verdad que no me gustaba, muy cómoda pero me sentía como una chofer de combi, ¡horrible, oye!
Después de unas cuantas horas, regresé al auto muy satisfecha con mis compras. Llegué a la playa de estacionamiento y empecé a buscar mi auto. Caminé una fila, luego otra, otra y otra y no encontré el auto. Regresé al centro comercial y volví a salir por otra puerta. Nuevamente busque el auto y nada, no lo encontraba. Me asusté. Dije: "¡Por la recontra, me fregué!". Desesperada nuevamente empecé a recorrer todo el estacionamiento, con mis bolsas en mano y con mis zapatos tremendamente incómodos, pero nada.Mi Papapapa
Author: Barbara / Labels: abuelitoCómo conocí a mi gringuito lindo
Author: Barbara / Labels: mi gringoMuchas personas me preguntan que cómo conocí a mi gringuito lindo, que cómo pasó y todas esas cosas. Hoy se las voy a contar, pero como es una historia muy larga y no quiero aburrirlos, la voy a contar en dos partes. La primera parte será la parte laboral y la segunda el romance...
El Primer Día
Después de haber aceptado trabajar para la empresa Kilborn, una constructora canadiense que había firmado un contrato para Barrick-Misquichilca, llegué al hermoso pueblo de Huaraz.
Llegué de mañana junto a Consuelo, mi compañera de trabajo para el resto del año. Al llegar mi turno de bajar de Cruz del Sur, un señor de bogotes blancos y anteojos de carey marrones horribles, llevando una camisa de cuadros azules y rojos y con un cirgarro en la boca, nos recibió. Se presentó como John Rosner y junto a él, su compañero Richard McCarthy. Yo estaba muerta de miedo porque era la primera vez que trabajaba con gringos y quería hacer un trabajo A1 para merecer quedarme a trabajar para la minera. El Sr. Rosner y el Sr. McCarthy nos llevaron a nuestro alojamiento temporal "El Tumi", un hotel cerca a la plaza de armas de la ciudad. El Sr. Rosner nos dió 30 minutos para dejar nuestras cosas y llevarnos a la oficina, que aún quedaba en la ciudad. Yo estuve lista en 25, pero Consuelo en 35. Al Sr. Rosner no le gustó que nos demoremos 5 minutos. Sólo nos miró y nos dijo: "muy tarde". Llegamos a las oficinas, el Sr. Rosner nos indicó en dónde quedaba nuestra oficina, nos enseñó cómo contestar el teléfono y las demás cosas. Lo chistoso es que él quería que digamos en el teléfono: "Kilborn, contesta Bárbara"... cosa que nunca hice, y que lo irritaba mucho, jajajajaja.
Demás está decir que los gringos llegan a Perú con la idea que somos gente ignorante, torpe, floja y sucia; y por ende nos trataban así, como ignorantes y torpes. El Sr. Rosner muy desconfiado en todo, tenía todo bajo llave y siempre nos miraba con el rabo del ojo, cuidando cada movimiento que dábamos. Yo con mi falta de experiencia y con una compañera poco colaboradora, decidí hacer del Sr. Rosner mi modelo de trabajo. Mientras más lo observaba, más lo admiraba. Él cuidaba todos los detalles, todo en orden, correcto y muy organizado. Lo elejí como maestro de gramática (sin él saber), cuando me di cuenta que los signos de puntuación eran diferentes en inglés. Cada vez que tenía una pregunta relacionada al trabajo, le tocaba la puerta y hacía sonar mi garganta para que supiera que estaba allí. Muchas veces me ayudaba, otras veces me tiraba la puerta en la cara y gritaba "no me molesten", uffffff, no saben, era horrible!!!!
Un día lo vi comiendo unos dulces. Le pedí que me invite uno, porque ustedes saben que yo no resisto ver dulces y no probarlos, además estos eran "gringos" y nunca los había visto. Él me dijo que sólo tome uno, eso hice. Pero vi otros de otrs colores y le pregunté si todos tenían el mismo sabor, para su mala suerte, me dijo que no. Así que le pedí uno de cada color, a regañadientes me dijo que sí, yo me hice la loca y tomé uno de cada uno. Eran deliciosos. Después me dijo que era como una niña y yo le dije que él me regañaba como un papá y se sonrió. Le conté a Consuelo que el Sr. Rosner había compartido sus caramelitos conmigo y que quizás no era tan malo como pensábamos, hasta le comenté que le dije al Sr. Rosner que era como un papá. Esa misma tarde, lo escuché riéndose como nunca y me llamó la atención porque nunca lo había escuchado reirse. Él estaba conversando con Consuelo, no se de qué, pero aprovechando el momento de buen humor, me metí en la conversación. Al final los tres terminamos riéndonos y nuevamente sacó unos caramelos y nos invitó, yo le dije: ¿ya no me va a regañar, verdad?, se rió y me dijo que no, yo le conteste gracias daddy (diminutivo de papá en inglés). Desde ese día le decía daddy para todo y con eso se rompió el hielo, seguía siendo renegón pero ya no tanto, además se convirtió en un mentor y ejemplo para mí. Mi trabajo mejoró en todo y él estaba muy complacido por ello.
En algún punto, dejé de confiar mis cosas a Consuelo, y empecé a confiarle mis cosas al Sr. Rosner. Yo lo veía como un padre y yo pienso que él me veía como una hija. INCREIBLE, jajajajaja.

Por su carácter, nadie quería ni pasaba al Sr. Rosner y eso me daba mucha penita. Nunca lo incluían en nada social, sólo laboral. En una oportunidad, todos los trabajadores de Kilborn se pusieron de acuerdo para hacer un tour hacia la Laguna de Llanganuco, pero no invitaron al Sr. Rosner. Yo lo invité. Nadie quiso ir en el mismo auto que el Sr. Rosner, yo fui.
Esa tarde, conocí a un Sr. Rosner diferente. Me di cuenta que era una persona compasiva, buena y que era normal como cada uno de nosotros y no de marte como muchos pensaban. Ese día lo admiré más y mi respeto hacia él, creció. Recuerdo que el Sr. Rosner tenía una caja llena de cassettes, y mientras íbamos a Llanganuco, puso uno, la canción "Centerfield", y yo empecé a cantarla y me sorprendió cuando él también la empezó a cantar, al segundo nos convertimos en un duo desafinado pero muy entretenido. Al terminar la canción nos reimos un buen rato. Luego puso otra y otra y otra y todas me gustaban... así que las cantaba y él escuchaba.
Terminado el paseo, regresamos a nuestro alojamiento, todos estaban esperando llenos de curiosidad por saber si el enojón del Sr. Rosner me había hecho la tarde miserable. Cuando les dije que no, no me creyeron, jajajajaja.
Y así continuaron los días de trabajo, con un Sr. Rosner más amistoso, pero eso sí, muy pegado a las reglas de la empresa. No porque nos diera más confianza nos dejaba pasar 2 minutos del almuerzo. Si eso sucedía nos llamaba la atención fuertemente a Consuelo y a mí.
Fin de la primera parte.
Una limeñita en Estados Unidos
Author: Barbara / Labels: limeñaDe mi llegada no recuerdo mucho, debí hacerle caso a mi ya difunta cuñada Hazel, quien me sugirió hacer un pequeño diario com mis memorias de recién bajadita (del avión).
Pero en fin, lamentarme no va a hacer que recuerde detalladamente las cosas, así que haré un relato a groso modo, si el término me lo permite.
Entre las pocas cosas que puedo rescatar de mis lagunas mentales, recuerdo que llegué en octubre del 98. Aquí en Estados Unidos, ya se sentía el otoño... un poquito de frío decía mi gringuito, pero para mí, ¡horrible, oye!
Mi gringuito me llevó a pasear a los cañones y glaciares tan hermosos que tiene Utah, nunca había visto una gama de colores tan hermosa, hecha en su perfección por la madre naturaleza. Árboles de todos los tamaños, olores y colores. Qué bello, mis ojos, querían llevarse consigo tanta belleza y poseerla por siempre, pero como no fue posible... sólo tomé una foto (¡qué frío!).
Después de unos cortos paseos por la ciudad, nos detuvimos a cenar. Por supuesto, mi gringuito me llevó a su lugar favorito de comida rápida llamado Arby's. Todos los establecimientos de comida rápida son iguales, la única diferencia es la cara del que te atiende y la etiqueta del catchup. En el Arby's ofrecían Roast Beef Sandwichs o comúnmente conocido en nuestro vocabulario metropolitano limeño como pan con jamonada gringo. La verdad que se veía riquísimo, además tenía mucha hambre, al tomar mi primer bocado, no sé que pasó, la comida se me quedó atorada en medio de la garganta... ¡qué asco! qué comida tan fea, así que para poder pasarla tome mi bebida una "root beer", una porquería gringa que tiene sabor a remedio, pero que para los locales, es como nuestra Inca Kola o Kola Inglesa, una delicia.
Yo, por supuesto, traté de disimular mi asco para no hacer sentir mal a mi gringo, pero cómo habrá sido mi descontento, que él se dió cuenta, me dijo que no era necesario que lo coma. Pero como a mí me educaron para dejar mi plato limpio, así sea horrible, lo terminé.
Días después nos fuimos a Elko, el pequeño pueblo en donde iríamos a vivir. La verdad que en el fondo pensé que se trataba de un pueblo gringo, osea, grande, bonito y con sus combis en cada esquina. Pero no fue así.
Después de tres largas horas de mirar desiertos y nada, llegamos a Elko. Yo pensé que mi gringo me estaba bromeando, ¡¡pero no!!, ese pueblo, en el medio de la nada, era Elko, mi nuevo hogar.
Traté de verlo por el lado positivo, al menos ya no tenía que preocuparme de que alguien me asalte en la esquina o que me quiten mis joyitas que traje.
Una vez instalados, traté de darle a mi nuevo hogar un toquecito mio... el depa me quedó bonito. Muy sencillo, pero bonito. Mi gringo salió temprano a trabajar, así que decidí prepararle unos frejolitos para el almuerzo. En ese entonces yo no sabía manejar y caminar no era el fin del mundo para mí, es más, a mí me gustaba caminar bastante. Así que me dirijí a la tienda de abarrotes. Huy era grandeeeee. Le pregunté a una de las que atendía, en un inglés tímido: ¿en dónde consigo frejoles?, ella muy amable me llevó al lugar y de repente, empezó su largo listado de frejoles en todos los colores y sabores, en latas grandes, chicas, medianas, con ají, sin ají, con carne, sin carne, etc. Mientras ella hablaba, me sentí tan, pero, tan chiquita que la dejé con la palabra en la boca y regrese al depa.
Lógico, que después del incidente, llamé a mi gringo a la oficina para recriminarle que haya traído a este país. Pero no le conté de los frejoles, me dió verguenza, jajajajajaja. Lo cierto es que esa noche mi gringuito lindo comió un delicioso arroz con huevo frito y un vasito de agua para bajarla.
Después les cuento más...
Introducción - Ahora en Español
Author: Barbara / Labels: españolSí, ya sé. Muchas personas me dijeron: "¿Por qué no tienes un blog en español?" y la verdad es que no se me ocurrió. ¿Será que me estoy "alienando"? como me dijera un gran amigo de la universidad algún día, por los años 80-90.
Y es que el uso del inglés en mi vida diaria se ha vuelto una prioridad: en la tienda, en la calle, en el colegio de los chicos, en la iglesia, en la tele, en el fono, en la internet y hasta en casa. Sin el inglés no sobrevivo en los Estados Unidos y esa es una triste realidad. Y digo triste porque extraño hablar español, mis jerguitas limeñas son de hace 11 años y hasta mucho más (qué palta, bacán, cheverengue, mostro, entre otras), la única oportunidad es cuando me cruzo por la calle con algún latino que no tiene vergüenza de hablar español. Porque aunque no lo crean, aquí en los estates, hay mucha gente latina que no quiere hablar español y que hacen el ridículo tratando de hablar un inglés muy mal masticado y lo peor de todo, usan unas choladas llamadas "espanglish" que no es ni inglés ni español. Una gran aberración diría Cervantes.
Pero bien, queriendo resarcir mi falta de hispanidad en mis blogs, aquí doy comienzo a éste.
¡Disfrutenlo!
